domingo, 28 de febrero de 2010

ESPÍRITUS DE DEMONIOS


La doctrina de la inmortalidad natural, tomada primero de la filosofía pagana e incorporada en la fe cristiana durante la época de las tinieblas de la gran apostasía, ha sido colocada en lugar de la verdad de que "los muertos nada saben" (Eclesiastes 9:5). Multitudes creen que los espíritus de los muertos son los "espíritus ministradores, enviados para hacer servicio a favor de los que han de heredar la salvación" (Hebreos 1:14).
La creencia de que los espíritus de los muertos regresan para ayudar a los vivos ha preparado el camino para el espiritismo moderno. Millones de seres humanos depositan su confianza en los ángeles caídos como mensajeros del mundo celestial.
El principe del mal tiene poder para reproducir delante de los hombres la apariencia de amigos que han muerto. La falsificación es perfecta, lograda con exactitud maravillosa. Muchos resultan consolados con la seguridad de que sus amados están gozando en el cielo, sin sospechar el peligro que ello implica, prestan oídos a "espíritus engañadores y a doctrinas de demonios" (1 Timoteo 4:1).
Personificando a los que fueron a la tumba sin estar preparados, dicen estar felices de ocupar posiciones exaltadas en el cielo. Supuestos visitantes del mundo de los espíritus a veces transmiten advertencias que resultan correctas. Entonces, cuando ganan la confianza, presentan doctrinas que minan la fe en las Escrituras. El hecho de que declaren ciertas verdades y a veces anuncien acontecimientos futuros, les da una apariencia de confiabilidad, y sus falsas enseñanzas resultan aceptadas. Muchos de estos espíritus niegan la divinidad de Cristo y colocan al Creador al mismo nivel de ellos. Aunque es verdad que a veces se ha querido hacer pasar el fraude por manifestaciones genuinas, han habido tambiñen notables exhibiciones de poder sobrenatural, que es obra directa de los malos ángeles. Muchos creen que el espiritismo es meramente una impostura humana, pero cuando lleguen a verse frente a frente con manifestaciones que no puedan sino considerar como sobrenaturales, serán engañados y las aceptarán como el gran poder de Dios. Con la ayuda de Satanás, los magos de faraón falsificaron la obra de Dios. (Exodo 7:10-12). San Pablo testifica que la venida del Señor ha de ser precedida por la obra de Satanás, con grande poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad". (2 Tesalonicenses 2:9-10), y San Juan declara: "Hace grandes señales, de tal manera que aun hace descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres, y engaña a los moradores de la tierra con las señales que se le ha permitido hacer" (Apocalipsis 13:13-14). Aqui no se predican meras imposturas. Los hombres son engañados por milagros que los agentes de Satanás hacen, no que pretenden hacer.

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