martes, 23 de febrero de 2010

El origen del mal


El siguiente versículo en el relato de Ezequiel nos da la clave del origen del mal en el universo. "Desde el día en que fuiste creado tu conducta fue irreprochable, hasta que la maldad halló cabida en tí" (Ezequiel 28:15). En la profecía de Isaías se nos revela con algunos detalles de qué se trato esta maldad, pero todavía quedan indicaciones interesantes en nuestro pasaje que no debemos pasar por alto. Lo cierto es que la maldad apareció como por generación espontánea en el corazón de este ser en el que se combinaban semejante magnificencia de poder y belleza, y al que se le dio semejante autoridad y privilegio. Aquí se encuentra el origen del pecado. Se encontró maldad en el corazón de Lucifer. Hasta donde sabemos, este es el único versículo de la Biblia que declara con claridad el origen exacto del pecado. Lo único que hacen otros pasajes es amplificarlo, como por ejemplo, el que consideraremos más adelante cuando lleguemos a la naturaleza del pecado del hombre y lo que podríamos llamar las reglas bajo las cuales se practica el pecado. (Isaías 45:7). Aun así, el pasaje que tenemos ante nosotros es la escueta declaración de Dios diciendo que el pecado se originó en el corazón de Lucifer.
Tenemos una frase más en el relato de Ezequiel que debemos considerar con atención. "Por la abundancia de tu comercio, te llenaste de violencia, y pecaste" (Ezequiel 28:16). Este cuadro lo analizaremos de una manera mucho más minuciosa si nos damos cuenta que cada palabra es como una lente a la que se debe enfocar con precisión para obtener una imagen bien delineada. En primer lugar, no debemos confundirnos por el uso que casi siempre le damos a la palabra comercio, que implica la compra y venta de bienes. En el uso que le da Ezequiel, se refiere a todo lo que pasa por las manos. Por ejemplo, en lenguaje común y corriente diríamos que un juez usó su alta posición para su beneficio personal comerció con la justicia.
Por lo tanto, Satanás, comerciando con la autoridad que Dios le dió sobre la creación subordinada a él, y devolviendo la mercancía de la adoración del mundo de los seres espirituales a Dios en lo alto, decidió que como era tan sabio y hermoso retendría algo de la adoración para sí y originaría algo de la autoridad por sí mismo. De esta manera, llenó su corazón con la violencia de la rebelión. Se le confió el gobierno y el sacerdocio de Dios y se le convirtió en su vocero, pero quiso actuar de manera independiente de Dios. Él, que era profeta, ¿no podía dar ordenes bajo su propia autoridad en lugar de depender por completo de Dios? Él, que se veía tan magnífico, tan hermoso, tan lleno de poder, ¿no podía tomar algo de la adoración de las multitudes para sí mismo? ¿No había algo de valor propio que debía reconocerse?. Aqui esta, el origen del pecado.

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